“Al amanecer, dame un oloroso jardín de bonitas flores donde pueda caminar sin ser molestado”
– Walt Whitman –
Eran las ocho de una mañana de domingo con neblina a finales de otoño cuando conocí este bellísimo parque romano y que suerte la mia porque durante largo rato sus jardines permanecieron desnudos de gente y yo me enamoré de ellos.
Sus ochenta hectáreas són un refugio de verdor y arte, están rodeadas de una arboleda impresionante que aparenta una naturaleza salvaje parecida a los jardines ingleses que tanto me gustan.
Dispone de lagunas con templos neoclásicos, románticas glorietas y esculturas de diferentes artístas reconocidos que te vas encontrando paseando por sus anchos y bien cuidados viales.
Se dice que su museo es el más importante despues del Vaticano, con obras de Canovas, Raffaello, Bernini, Caravaggio, Tiziano, Bellini, Rubens… i muchos más.
La Villa Borghese igual que Roma i buena parte de Itália, posee la calidad atemporal del arte bien hecho. Es de una exagerada belleza, pensada para deleitar los sentidos de quienes la contemplan.
– Me gustará volver –